La revista Pablo tenía una frecuencia semestral y llegó a contar con tiradas de 50 mil ejemplares. Su perfil se dedicaba a visibilizar las historietas de autor. En sus páginas se brindó un lugar a los jóvenes que se iniciaban en el arte de la historieta y que participaban en los talleres que se realizaban en la propia editorial. Llegó a ser considerada el órgano de la Asociación Latinoamericana de historietistas.