El estudio del movimiento anexionista en Cuba, realizado de una manera serena, sistemática, desprejuiciada, con una adecuada contextualización en cada uno de los períodos donde tuvo una presencia perceptible en el pensamiento insular, es todavía una asignatura pendiente para la historiografía cubana. Para algunos investigadores tal tendencia fue una especie de “enfermedad infantil” en la formación de la nación cubana, para otros estuvo motivada por el egoísmo de ciertos grupos de poder o por la desconfianza en las posibilidades de desarrollo de una cultura mestiza, vistos siempre a la luz de una fatalidad geopolítica: la vecindad de los Estados Unidos.